viernes, 18 de febrero de 2011

ARTICULO SOBRE COMUNICACIÓN CONTEMPORÁNEA

A VECES LLEGABAN CARTAS…   

                    
Nijinsky, famoso bailarín del Ballet Ruso, decía por allá por los años cincuenta, que la letra de molde (la imprenta), había matado el espíritu de la escritura a mano, ya que en la tinta puesta sobre el papel, con una pluma, concurría todo lo que en profundidad, es un ser humano. No en vano, por los rasgos de la escritura, los peritos en caligrafía, emiten conceptos sobre la identidad de la persona que falsificó a su favor, el testamento abuela.  Los analistas de la personalidad van más allá, asegurando definir el perfil de quien garabatea, según el tamaño, la vigorosidad o curvatura del símbolo plasmado…  La historia nos ha mostrado, que la queja de Nijinsky, era solo la punta de un iceberg que por esa época apenas había asomado. La tecnología no solo suplantaría el rasgo personal del que escribe, sino la huella del que camina, la voz del que habla, la mirada del que observa, el olor de quien suda… La alegría de las personas contemporáneas de Nijinsky, era ya en sí una suplantación de la realidad. Al no poder abrazar, sentir el calor, el perfume y aliento del ser amado, se tenía por consuelo la carta, una carta con aroma. Si se tenía más suerte, con un mechón de cabello, una hilacha de vestido de novia, con florecitas pintadas o con colorete, dibujando unos labios que eran besados por meses, a diario, mientras llegaba otra esperanzadora carta… No era una victoria completa, sin embargo, había testimonios de vida.  

Si Nijinsky viviera hoy, tal vez lo haría por muy pocos días, antes de ahorcarse o envenenarse, porque los vestigios de vida que satisfacen a los seres humanos actuales, son impresionantemente inexistentes. Se podría decir que lo llamado “revolución de las comunicaciones”, es más el triunfo de un acto de fe sobrehumano, al creer real,  que alguien está en “contacto” con nosotros. Basta ver en andenes, paraderos de buses y sitios públicos, la cantidad de soledades, volcadas sobre un aparatico diminuto, con el cual hablan, ríen, lloran y a veces entablan gesticulaciones…  Basta experimentar la comunicación de los hijos con los padres en el hogar, anulada hace 20 años por el televisor, hace 10 por el computador y hoy… por el aparatico. ¿Verídicamente, nos estamos comunicando…?  Si Nijinsky viera nuestra extraño rito mediático, callaría agradecido, por la suerte de entonces, que le permitía recibir una carta, con testimonios olfativos, cromáticos, hormonales y  genéticos de su ser querido.  Nosotros no tenemos tal suerte, parece que de manera exponencial, en tanto crece el número y diversidad de aparaticos…, se agiganta más nuestra soledad, una soledad que no nos aterra, porque es fruto de nuestra propia naturalización de la “angustia necesaria para acceder a mejores condiciones de vida…” (…)  Ni siquiera el valor de la amistad se salva en este triste reflejo de la comunicación humana contemporánea, porque sí el problema fuera únicamente el medio de comunicación, sencillamente un retorno a la época de Nijinsky, resolvería el asunto.  El lío, es que la “mentalidad del link”, ha carcomido las propias relaciones afectivas… Como no hay testimonio físico de alguien humanmente sonriente, sonrojado, despeinado, cálido o miedoso, sino una pantalla que emite íconos y sonidos  sintéticos,  resulta fácil “eliminar” de nuestros “contactos” esa representación humanoide. Duele menos bloquear un acceso digital, que dar el último abrazo… Es menos complicado dar de baja un amor cibernético, con un “supr”, que mirar a los ojos, de manera franca, diciendo – así sea con voz temblorosa – que tenemos miedo de amar o ser amados… Y haciendo eco al reclamo de Nijinsky, es más fácil buscar en los emoticones, algo que oculte nuestro corazón ante el “ciber – conocido” ocasional, que dejar nuestro espíritu desnudo, palpitante, evidenciado en un párrafo, escrito a puño y letra, alejado o no de la ortodoxia de la academia, pero como testimonio de ALGUIEN VIVO, que todavía sobrevive para enviar una carta… …como esta carta, escrita en letra de molde...

D.G.ORLANDO MARTINEZ TRIANA.
Febrero de 2011.


Trabajo con La Universidad Javeriana


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